EspiritualidadCarisma/1. Introducción
De Wiki Instituto Calasancio
1. Introducción
- Quiero comenzar agradeciendo el que se me invitara a preparar mi aportación a este encuentro, porque ante todo me hace bien a mí. El hecho de tener que reflexionar para poder ofrecer algo, el tener que compartirlo suele dar, como fruto, el recibir mucho más. Y esto que para mí ha sido un bien, os lo ofrezco con la confianza de que yo pongo el agua y el Señor la pueda convertir en vino. Porque no tengo enseñanzas importantes que compartir con vosotras, excepto mi absoluto convencimiento de que la vida consagrada, y concretamente la vida consagrada calasancia, será siempre importante, significativa y profética en el presente y en el futuro si nos atrevemos a vivirla con pasión por Jesucristo y compasión creativa con todo el pueblo de Dios.
- Estamos aquí hoy porque llevamos este futuro dentro de nosotras. El Espíritu Santo está guiando a la iglesia, y en ella a la vida consagrada, para hacer, en este tiempo, lo que tenemos que hacer para alimentar y renacer la vida consagrada en las realidades cambiadas y cambiantes de nuestra Iglesia y de nuestro mundo. Hay unos versos, no sé de qué poeta son, que dicen “es bello en la noche creer en la luz/ hay que ayudar a la aurora a nacer/ creyendo en ella”. Yo creo que ésta es la forma de situarnos hoy en el momento actual de la Iglesia, en este momento de cambio.
- Se me ha pedido el tema: “Nuestra aportación, como Religiosas Calasancias, a la evangelización de los pueblos”. Cuando empezaba a prepararlo leí un cuentecito que recoge Joan Chittister: “Antes de morir, el rabino Zusya de Hanipol dijo: En el más allá no me preguntarán: ¿Por qué no has sido Moisés?, sino ¿Por qué no has sido Zusya?”. A nosotras, Calasancias, no se nos va a preguntar por qué no hemos aportado a la tarea evangelizadora de la Iglesia lo que aportan los jesuitas, los maristas, las hijas de la Caridad, las escolapias…Se nos va a preguntar sólo si hemos sido Calasancias, si hemos vivido en plenitud lo que somos, aquello que Dios soñó para el Instituto y, desde eso que somos, lo que hemos aportado a la misión evangelizadora de la Iglesia.
- Por ello, reflexionar sobre lo que aportamos supone reflexionar sobre lo que somos, sobre aquello que hemos recibido. Lo que somos y tenemos es lo que podemos poner al servicio de los demás. En este Año de la Fe, a los cincuenta del Concilio Vaticano II, se nos ha repetido que era esencial para todo el Pueblo de Dios volver a la “fonte donde todo mana”[Notas 1] Y lo es para nosotras Calasancias porque podemos descubrir, en muchas ocasiones, cómo “gradualmente la vida se va diluyendo en mero compromiso”[Notas 2] y, por tanto, va disolviéndose lo nuclear de nuestro ser.